Recuerdo cuando escuche que Netflix había lanzado una serie sobre política, la primera gran producción del servicio de streaming de video, pero esta tenía una característica especial, era que todos los capítulos estaban disponibles desde el día del lanzamiento, de esta forma el usuario no debe esperar a ver un episodio semana a semana. Este simple hecho ya es revolucionario, porque está cambiando totalmente un mercado que desde hace muchos años, ha tenido como escenario principal a la televisión. Bajo todos estos elementos, vi la serie House of Cards en su primera temporada y me atrapo por completo, al llegar la segunda parte hace ya casi un mes, la vi completa en un fin de semana, fue un viaje de alrededor de 13 horas por la mente inteligente, manipuladora, ambiciosa y desleal de Frank Underwood.
House of Cards es el reflejo perfecto de como los políticos manejan nuestros países. Muchas veces nos preguntamos porque se aprueban leyes que no benefician al pueblo, pero si a los políticos, en la serie online esta la respuesta, la clara ambición al poder todo lo justifica, no hay amistad, menos honestidad. House of Cards está hecha para que el pueblo entienda lo hipócrita que es la clase política, el dinero no es tan importante como las apariencias y el poder, son tan reales los hechos que muy seguramente todos sentiremos odio por algunos personajes, en otros momentos entenderemos el porque ciertas leyes pasan y otras no, los favores políticos reinan y el pago de estos, pueden llegar a ser bastante caros en el mismo ámbito político.
En la primera temporada Underwood marco su camino, utilizo los elementos que tenía a su alcance para manejar políticos de bajo rango y periodistas novatos para darles luz, y comenzar a arar su llegada a lo más alto del poder ejecutivo. Ya en la segunda temporada, la serie se enfoca en la casa del gobierno estadounidense, donde finalmente Frank iba a dar su estocada final, aunque el camino se volvía más y más espinoso, el honorable político influyente se las arreglaba para no hundirse en su propias mentiras, y la ayuda de Claire, su fría y calculadora esposa, era la punta de lanza en muchas situaciones, en donde lograban salir abantes.
La primera temporada se movió bastante en la influencia de la política en los medios de comunicación, ahora en la segunda vemos en la más pura expresión la maquinaria política, las alianzas para aprovechar favores, los intereses oscuros y todo lo que representa el poder, eso que tanto recalca Frank y que el dinero no consigue del todo. Frank Underwood es un auténtico lobo disfrazado de oveja, un ajedrecista que mueve muy bien sus fichas y en el momento indicado, su poder de persuasión y manipulación lo hace ver como el más atractivo arte, está perfectamente sincronizado con su esposa Claire, ellos son una pareja que en momentos amamos y en otros odiamos.
Pero no solo los personajes principales brillan, las tramas y conspiraciones que se presentan bajo los personajes secundarios, realmente logran enredar al televidente y nos llevan a establecer esa conexión con sus historias. Robin Wright y Kevin Spacey son la base de la mayoría de historias en la trama de la serie, al parecer todo al que tocan, termina destruido tarde o temprano. Lo que más impresiona es esa facilidad de Spacey para llevar a Frank a ser el más despiadado pero en dos minutos está comiendo costillas donde su amigo Freddy, lo que comprueba los dotes de este actor para llevarlo a ser odiado y amado al mismo tiempo.
Claire desempeña un papel más importante en la segunda temporada, mucho más fría y calculadora, no da puntada sin saber a dónde va, cada uno de sus movimientos apunta siempre a jugar a favor de Frank, esta pareja esta sincronizada, siempre saben qué hacer para lograr sus objetivos, aunque no tienen necesidad de decírselo entre ellos, es como si tuvieran un plan que ya se saben de memoria, lógicamente lo tienen, pero no lo discuten, simplemente lo ejecutan paso a paso, de forma certera, tanto asi que deberia darles miedo a sus contrincantes, si llegaran a saberlo. Claire se ve como una serpiente que calcula muy bien antes de atacar, pero cuando lo hace, es toda una cirujana, es muy sutil, implanta la semilla en su enemigo, para que el mismo se encargue de hacerle crecer, y siempre le funciona. Son el polo opuesto en la forma de obrar, la sutileza de Claire con la ambición de poder de Frank. Como dato adicional, Robin Wright dirigió el capítulo número 10 de la segunda temporada.
El resto del elenco destaca a sus personajes bastante bien, como Michael Kelly encarnando a Doug Stamper, un alcohólico en rehabilitación, quien lleva ya varios años sin beber y es el fiel escudero de Frank en todas las conspiraciones y demás acciones que ejecutan con tal de que nadie dañe sus planes. También encontramos a Gerald McRaney quien personifica al magnate Raymond Tusk, un viejo amigo del Presidente de los Estados Unidos, que sabe manipular al líder de la Casa Blanca para su beneficio. Nathan Darrow es el leal Edward Meechum, el escolta de Frank, pero termina siendo más que eso para su jefe y esposa.
Un punto que me gustó mucho desde la primera temporada, es la implementación de las nuevas tecnologías, en pantalla aparecen los mensajes que se envían por clientes de mensajería instantánea, junto a esto, y creo que a muchos de los que desean escribir para televisión o hacer literatura, encontraran el excelente desarrollo de los personajes, no solo en la trama, si no en su vida personal, que va desde comprar máquinas para hacer ejercicios, correr, expresar gusto por el cigarrillo, incluso Frank demuestra su complacencia por los videojuegos, entre muchos elementos que dan más realidad y vida a los personajes.
La fotografía, la escenografía y demás aspectos técnicos hacen de House of Cards una expresión visual de Washington D.C. y toda la arquitectura nos adentra en lo que representa políticamente a los Estados Unidos.
En resumen, si no ha visto House of Cards, se está perdiendo de una muy buena serie, si ya vieron Breaking Bad, les puedo decir que Frank Underwood es el Walter White de la política. La serie es exclusiva de Netflix, pero si no tienen cuenta, seguramente la podrán encontrar en otros sitios, sin embargo les recomiendo que la vean subtitulada o directamente en inglés, doblada al español se pierde mucho de las actuaciones que son parte clave de los personajes.
Reparto: Kevin Spacey (Francis Underwood), Robin Wright (Claire Underwood), Michael Kelly (Doug Stamper), Michael Gill (Presidente Garrett Walker) Nathan Darrow (Edward Meechum), Sakina Jaffrey (Linda Vasquez), Mahershala Ali (Remy Danton), Rachel Brosnahan (Rachel Posner), Sebastian Arcelus (Lucas Goodwin), Gerald McRaney (Raymond Tusk), Molly Parker (Jackie Sharp), Reg E. Cathey (Freddy).
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