Hoy en día Internet nos permite tener acceso a un gran público que está dispuesto a apoyarnos en las actividades y proyectos que nos planteemos, más cuando éstos tienen un nivel alto de identificación con gustos y eventos específicos de un sector de la población. Hoy en día podemos decir que los juegos de cartas han perdido un poco de popularidad, y es así que surge Story War, una idea bastante innovadora por un grupo de jóvenes que podría poner a todo el público geek en un estado de éxtasis total y, quizás, hasta revoluciona el mercado actual de los juegos de mesa. ¿Lo mejor? Puede ser financiado por ustedes mediante el sitio web Kickstarter.
Story War es un juego de cartas diseñado para 3-8 jugadores, los cuales deberán dividirse en equipos y controlar a personajes clásicos tales como el Gato con Botas, haciendo uso de las capacidades creativas de cada jugador para vencer a sus oponentes. Las cartas sólo presentan el nombre e imagen de la criatura, sitio, o lugar a utilizar en el juego; el ataque y debilidades del personaje quedando a criterio de su dueño, que podrá inventar una historia terriblemente loca para ganar la partida. Esta exploración de personaje, sin embargo, se verá mediada por un juez, al que los jugadores tendrán que convencer de la mejor manera posible.
El equipo detrás del proyecto está necesitando $25,000 USD para poner en impresión los primeros mazos, ya que todo lo demás (incluyendo el diseño y dibujos de los personajes) salió del bolsillo de los creadores. Con una simple donación de $10, ya tendrías la posibilidad de recibir un PDF con todas las cartas para que puedas imprimirlas y jugar con tus amigos, pero con $25 USD te garantizas un mazo original con las cien cartas que componen el juego (además del PDF).
Pueden dirigirse a la página de Kickstarter de StoryWar para mayor información y otras recompensas para mayores contribuciones, incluyendo una pintura/escultura original por parte del dibujante.
[…] podría decir que Kickstarter ayuda mucho, quizás más de lo que creemos. Sin embargo, uno no puede evitar sentirse alienado […]