La Organización Mundial de la Salud (OMS), basada en un estudio sobre el consumo en exceso de bebidas energizantes, advierte a los compradores sobre el peligro que pueden generar estas bebidas en nuestro organismo. Actualmente vivimos una época donde este tipo de refrescos están presentes en cantidad en tiendas y supermercados, sin control alguno sobre los riesgos y efectos que acarrea el consumo de dichos productos.
Los ingredientes con lo que están hechas las bebidas energizantes, pueden causar desde intoxicación, hasta taquicardias e incluso la muerte. El objetivo de este artículo no es polemizar, porque está basado en una columna científica, que tiene pruebas reales de los efectos ocasionados por los diferentes extractos que conforman los refrescos energéticos. Muchas de ellas contienen cafeína, guaraná y altos índices de azúcar.
Lo que preocupa a la OMS, es que el consumo de estas bebidas aumenta drásticamente cada año, sin ningún tipo de regulación o campañas que eviten el consumo excesivo. La combinación de tantos elementos que producen alteraciones en la salud, en un solo refresco, hace que en muchos casos, los resultados de tomar por tantas horas o días estas sustancias, lleguen a ser complicados.
Los índices de cada ingrediente son exagerados. Por ejemplo, la cafeína en una taza de café, está presente entre 80 y 120 miligramos, mientras que en una bebida energizante, llega alrededor de los 505 miligramos. Lo mismo pasa con el azúcar, llegando hasta 34 gramos por cada 8 onzas, lo cual provoca daños dentales, obesidad y riesgo de diabetes. Cuando una bebida energizante contiene guaraná y cafeína, esto una bomba para nuestro cuerpo, provocando taquicardia, espasmos musculares, temblores, zumbidos en los oídos, y en los peores casos, ataques cardiacos.
Por ultimo recomiendan no mezclar los refrescos energizantes con alcohol, porque el organismo se descontrola totalmente y puede causar múltiples efectos. En Colombia aún no se establecen leyes para regular este tipo de productos, sin embargo ya se habla de monitorear los jugos con exceso de azúcar, aunque falta mucha educación y campañas al respecto.
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