Más de un usuario de internet ha recibido la visita de un virus en su historia frente a la PC, ya sea por descargar software de sitios potencialmente misteriosos, o mismo por la enorme cantidad de anuncios online que vienen afectados con códigos maliciosos que rápidamente instalan lo que deseen sin consultarnos. Sin embargo, la mayor parte de éstos pueden ser removidos con sólo un click en el ratón, aunque cada día los fabricantes de virus aumentan más y más la resistencia de sus villanescos productos y así extorsionar a su víctima. Cuando creíamos que la internet estaba segura tras la llegada de los populares antivirus, recientemente salió CryptoLocker, el software más malicioso que tu PC alguna vez haya conocido.
CryptoLocker se esconde como un archivo común y corriente dentro de un mail sospechoso, principalmente bajo la extensión de PDF para que los servidores de correo no detecten posible peligro con los .EXE y, así, escondan la extensión dentro del cuerpo del mensaje. Cuando el usuario abre ese archivo, inmediatamente corre un instalador del tipo Zeus que pone a CryptoLocker directamente en el PC (cabe destacar que el virus únicamente ataca a las computadoras con Windows, por lo que están a salvo si no utilizan ese sistema operativo). Lo que hace el software es tomar todos los archivos con cierta extensión (pueden ver la lista completa en el informe de Computerworld) y encriptarlos dentro del ordenador, pero llevándose la clave de apertura de estos archivos a la red de los creadores del virus.
Por lo tanto, cuando queremos desencriptar estos archivos, el software nos pide que paguemos por la clave, en un precio que varía entre 100 y 300 dólares, y que en verdad ni siquiera sabemos si así liberarán los archivos. El virus es fácil de desinstalar, pero lo encriptado no se disuelve con esta eliminación, y sí o sí se necesita de la computadora ajena, por lo que este software es conocido como ransomware. Si quieren deshacerse de él, sugerimos tener sus antivirus al día y no abrir archivos de e-mails cuyo remitente no conozcan. ¡Háganlo por sus ordenadores!
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