Cuando el sitio web Bloomberg BusinessWeek decidió hacer un reporte acerca de un importante hacker chino cuya búsqueda por dos expertos relacionados con la materia los llevó por todas los rincones Internet, lo que menos esperaba era que desmantelase una operación clandestina de venta de votos falsos dentro de Facebook y, en menor grado, en otras redes sociales de alto nivel. La historia se torna sombría luego de ese dato, pero no es necesario pasar a lo demás (que involucra PCs infestadas de malware y otras actividades sospechosas) ya que lo primero nos deja ver un problema de privacidad e injusticia social que existe hoy en día gracias a internet.
Hoy podemos decir que parece algo tonto el que los especialistas hayan encontrado el sitio web de ese hacker en un lugar tan expuesto como un foro, pero el problema yace en quiénes compran su producto. Hoy en día los «Me Gusta« han adquirido un estatus online comparable a una moneda, con las empresas midiéndose en cantidad de seguidores, por más que más de la mitad sean falsos. Ya hablamos de esto con respecto a los concursos de internet, pero esto es peor, ya que con los sorteos es un usuario explotando los datos de una empresa, mientras que con la venta ilegal de «Me Gusta» es una entidad desconocida accediendo a tus datos.
El emporio del hacker todavía se encuentra en pie, por lo que miles de millones de sitios web repletos de malware podrían estar comprando grandes sumas de votos falsos para que Facebook los publicite gratis. Gracias al sistema de anuncios de la red social, este sitio malintencionado puede tener acceso a tus datos básicos, además de aparecer en tus Noticias como un «anuncio patrocinado». El informe de Wired no explica si las cuentas que se venden son completamente falsas o cuentas de usuario cuyos dueños no saben que han sido comprometidas.
Ni así podemos evitar este problema…
De todos modos, recomendamos sólo poner «Me Gusta» a sitios que conozcan, mantener su antivirus al día y, si ven un anuncio indeseado en el Facebook, reportarlo con la compañía. Uno no sabe a qué puede estar expuesto en internet.