A finales de la década de 1980 Masami Kurumada creó Saint Seiya, un manga de corte shonen donde jóvenes con diferentes poderes sobrenaturales y armaduras especiales luchaban para defender a un dios particular del Panteón griego. Así estaban los caballeros de Atena, los generales marinos de Poseidón y los espectros de Hades, entre otros.
La historia no alcanzó el mismo éxito que Ring Ni Kakero, un manga de boxeo que es considerado el más exitoso de Kurumada en el país del sol naciente. Pero por esas casualidades de la vida, la historia de Los Caballeros del Zodiaco (nombre con el que se conoció en Europa) fue un éxito en el viejo continente y también en América del Sur.
Saint Seiya se publicó en el reconocido Shonen Jump, por lo tanto tenía que competir con joyas de gran peso como Hokuto no Ken (El puño de la estrella del norte), Dragon Ball y Captain Tsubasa, entre otros. Por eso se le perdona a Saint Seiya que no haya alcanzado un éxito notable en su publicación original.
Sin embargo la historia fue una de las encargadas de ampliar la popularidad del manga y el anime japonés en occidente y al día de hoy sus secuelas y spin-offs se siguen editando en español, italiano, francés y alemán, entre otros idiomas.
El arco argumental más conocido de Saint Seiya es el de las Doce Casas. Aquí los caballeros de Bronce recorren las doce casas del zodiaco luchando contra los caballeros de oro para llegar a la habitación del Patriarca y lograr que salve a la diosa Atena, herida por una flecha dorada.
Como en todo buen shonen, hay traiciones, misterios y muertes. Sacrificios de personajes que al principio parecían villanos, redenciones y una gran variedad de momentos dramáticos. Y si bien el manga tiene un dibujo tosco, vale la pena darle una oportunidad para conocer el estilo de uno de los grandes de la historia del género: Saint Seiya.