Luigi ha vivido siempre a la sombra de Mario y aún cuando intento ganar algo de protagonismo propio en Luigi’s Mansion, es muy difícil evitar las comparaciones o alusiones al fontanero de traje rojo. Sin embargo Luigi’s Mansion: Dark Moon, la secuela espiritual de su primer juego en protagónico, es una joya que nos hace olvidar que existe Mario y nos centra pura y exclusivamente en Luigi y sus aventuras.
El estilo de juego de Dark Moon es más similar a un Zelda que a un Mario. Tenemos extensos mapas para recorrer, puzzles que resolver y cientos de secretos escondidos que esperan a los más habilidosos jugadores para ser descubiertos.
El juego está dividido en 5 mansiones que tendremos que recorrer de cabo a rabo si queremos encontrar todos los secretos. Luigi está armado con su famosa aspiradora de fantasmas y una linterna que servirá no solo para iluminar nuestros pasos, sino para demostrar la gran calidad gráfica y visual de este juego para la portátil Nintendo 3DS.
Luigi tiene como misión encontrar los fragmentos de la Piedra Lunar que están repartidos en las 5 mansiones. Los enemigos son muy variados y pese a que el estilo de los combates es muy similar, la propuesta de Dark Moon no se torna repetitiva. Para los jugadores más exigentes hay cientos de objetos coleccionables y Boos escondidos que nos permiten acceder a niveles extra.
También hay jefes finales, verdaderos enemigos que nos harán la vida imposible y que algunas veces tendremos que enfrentar más de una vez para determinar la forma correcta y más rápida de destruirlos.
La trama de Luigi’s Mansion: Dark Moon no es muy relevante, es más bien una excusa para ofrecer un juego que destaca por su jugabilidad y por la adicción que genera cazar fantasmas con una aspirado al mejor estilo Nintendo.