La serie de televisión de la BBC Sherlock pudo haberse tardado dos años en regresar a la pantalla chica, pero una vez que volvió lo hizo con toda potencia y, como muchos dijeron de The Empty Hearse, con una actitud que se asemeja a la de muchos fanáticos con respecto a la relación entre los siempre amigos Sherlock y Watson. En el segundo episodio de la tercera temporada, esta unión se pone en demostración con la boda del simpático doctor, aunque nuestro detective protagonista tiene problemas con el discurso de padrino, y da pie a todo un capítulo que es no sólo una carta de amor a John Watson, sino también a los fans del show.
Para hacer referencia a la valentía y fuerza de Watson (Martin Freeman), Sherlock (Benedict Cumberbatch) decide utilizar dos casos que el dúo tiene pendiente a lo largo de su discurso, provocando así un juego de suposiciones entre los invitados y muchos flashbacks que nos muestran cómo ambos se prepararon los días previos a la boda. Los fanáticos de las actuaciones de los dos actores posiblemente disfrutarán la escena de la despedida de soltero, que los muestra peleándose con otros por cosas tan sencillas como ceniza, o mismo asistiendo a un caso en el peor estado de ebriedad posible. Aquellos que adoren a Lestrade (Rupert Graves) disfrutarán de sus escenas en el episodio, particularmente al principio de tal o cuando va a retirar al dúo de la celda en la que se encuentran luego de la borrachera.
Sin embargo, las escenas finales nos dejarán con una terrible incertidumbre. Todos sabemos que en His Last Vow (que se estrena el 12 de Enero) Sherlock se enfrentará con Charles Augustus Magnussen, y que existe la posibilidad de que algo les pase a Watson o a su nueva esposa Mary (Amanda Abbington), y duele más considerando que el segundo capítulo nos forma un vínculo tan estrecho a la pareja que, definitivamente, a más de uno le costará sentarse y disfrutar del final de temporada.