Dirigida por Ron Howard y con producción e idea a cargo de George Lucas, Willow fue una película de fantasía heroica pensada como trilogía, pero que no obtuvo los números esperados en la taquilla y finalmente vio sus dos últimos episodios convertidos en novelas.
En su época Willow fue una aventura incomprendida, principalmente porque los espectadores la consideraron una copia burda de El Señor de los Anillos, y no están muy lejos. George Lucas narró El Hobbit a su manera, pero sin poder hacerse con los derechos para el nombre de la obra de Tolkien.
La historia gira en torno a Willow, una suerte de enano (interpretado por Warwick Davis), que encuentra un bebé humano y debe llevarlo de nuevo al mundo donde pertenece, para evitar el ataque de diferentes bestias y la reprobación de sus vecinos.
En el camino, Willow conoce a Madmartigan (Val Kilmer) un guerrero de malos modales que le promete ayudarlo, pero termina perdiendo al bebé. Finalmente, se descubre que la causa de los ataques es la identidad verdadera del infante: es la reencarnación de la diosa Elora Danan, destinada a derrocar a la bruja malvada Bavmorda.
Hasta allí, un relato clásico de fantasía, donde el héroe tendrá que recorrer un largo camino, cargado de peligros, para cumplir su objetivo. Pero más allá de la película, cuya historia termina de forma abrupta, hay varios videojuegos que siguen y amplían esta trama.
Con versiones para NES, SNES y Arcade, Willow se convirtió en un juego licenciado de gran popularidad. El género elegido es el de aventura y RPG de acción, aunque en arcades hay más secciones de plataformas. El objetivo siempre es luchar contra orcos y criaturas malignas mientras protegemos a Elora Danan, pero lo más divertido es alternar entre los poderes y habilidades del pequeño Willow, y el destructivo Madmartingan.